sábado, 9 de abril de 2011

Poema 44

Se le desprendieron las manos de tanto
Apretarlas contra la esperanza
Fraccionados los dedos trenzados
No se atribuyeron a los dedos ocres de la virgen
(el cabello tampoco fue manto)
Solo ser piadosamente mujer
En deuda con la raza heredada
El rosario incendio las candelas
A modo de ofrenda por las noches abiertas
Sobre lunas fértiles de pobreza
Sin llanto
Sin desamorarse     de la caricia o la promesa
Solo
Única intacta e impura
Con el vientre roído de los hijos
Se entrego a su propia misericordia
Sintiéndose (sin fin) segura de su propio milagro.

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