miércoles, 23 de febrero de 2011

Apenas su pena
Rueda sobre el lomo del asfalto
Un perro amarillo
Olfatea
El gris terrestre humano
enlazándose
Ebrio de tibieza
Cauto, hambriento
Hasta el mínimo aliento
De sus fauces.
Sobrevuela
En elipsis, obstinado
Rumor sobre las sienes
Y desbandado
Agrieta
El sigiloso acero
machacado por los martillos.
Se sacude incitando
Las nubes que ofrece
en ceremoniosa palabra
Y lo que rodó
Se detiene
Pronunciando la miseria.
Luego la soledad.

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